Y porque de luz nacidos, de luz nos
alimentamos.
Desde el magno
momento del “Hágase la luz!”1, Génesis: Cap. I, v.3. De ella fuimos creados,
simples e ignorantes (2), “El Libro de los Espíritus”: cuestión 115. Objetivándose nuestra evolución, que se da por el auto-esfuerzo. Así es que, las
luces de la luz van alumbrándonos la conciencia, dándonos oportunidad de
felicidades parciales, en el ante gozo de la plena, absoluta felicidad, que no
es de este mundo psíquico en que estacionamos, sino del mundo psicológico por
el cual anhelamos.